En
las bacterias, a pesar de ser organismos unicelulares, también es necesaria
regular la expresión de los genes adaptándola a las necesidades ambientales. Es
un principio de economía celular el que la expresión de los genes este regulada
según las circunstancias celulares.
Un buen ejemplo de esta situación en
bacterias es la regulación de las enzimas implicadas en el metabolismo de los
azúcares.
Las bacterias pueden emplear para obtener energía distintas fuentes
de carbono, como la glucosa, lactosa, galactosa, maltosa, ramnosa y xilosa.
Existen enzimas capaces de introducir cada uno de estos azúcares en la bacteria
y enzimas capaces de romperlos para obtener energía. Lógicamente, sería un
despilfarro energético producir simultáneamente todos los enzimas necesarios
para metabolizar los diferentes azúcares mencionados.
Por
consiguiente, sería mucho más económico para la célula producir solamente las
enzimas necesarias en cada momento, es decir, si en el medio en el que vive la
bacteria la principal fuente de carbono es la lactosa, solamente se expresarían
los genes necesarios para metabolizar la lactosa, mientras que los otros genes
no se expresarían.
Por tanto, es esencial que exista un mecanismo de regulación
de la expresión génica, de manera que los genes se expresen cuando sea
necesario.
La
regulación de la producción de proteínas (síntesis de proteínas) considerando
el proceso en su conjunto, puede llevarse a cabo en tres niveles:
· Replicación
· Transcripción
· Traducción.
De
los tres niveles de regulación, uno de los mejor conocidos actualmente es la
regulación durante la transcripción.
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